#Cabras Montesas en #Monachil – #Cahorros / Sierra Nevada

IMG_6661Las cumbres de Sierra Nevada  son el escenario idóneo, en la época en la que la nieve desaparece y el alimento está disponible, fundamentalmente en el piornal y los pastizales de alta montaña, para observar (de cerca) a las cabras montesas, emblema de la fauna local. Hembras y machos se mueven por separado pero son animales gregarios; un grupito de 5-6 hembras con crías allí, otro grupito de 3-4 machos por allá. Caminando con calma se observan con facilidad estos enormes bóvidos ibéricos. En Sierra Nevada hay muchos, de hecho aquí vive una población estimada en unos 20.000 individuos, la mayor población de la península Ibérica y por extensión, del mundo, ya que la especie sólo se encuentra en las montañas de la piel de toro (endemismo), donde viven alrededor de 50.000-60.000 cabras montesas. Capra pyrenaica hispanica, a la que pertenecen las cabras de Sierra Nevada, es la subespecie más extendida en la península. La cabra montesa se distribuye por las montañas españolas con especial profusión en la franja mediterránea y litoral, en enclaves como las Sierras de Tejeda y Almijara (Granada y Sierras de Loja y Alhama (Granada-Málaga), las Sierras de Málaga, Sierras de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén), Sierra Mágina (Jaén), etc. Las sierras de Beceite-Tortosa (Tarragona-Castellón) o la Muela de Cortes (Valencia) albergan fuera de Andalucía buenas poblaciones de la subespecie.

Capra pyrenaica victoriae (fundamentalmente en las poblaciones de las sierras de Gredos, Las Batuecas  y Guadarrama) y las extintas Capra pyrenaica pyrenaica (el bucardo, en Pirineos) y Capra p. lusitanica en la vecina sierra de Geres (Portugal) completan el cuarteto subespecífico del endemismo ibérico.

IMG_6666Entre noviembre y enero tiene lugar el periodo de celo, cuando machos y hembras se unen y los primeros protagonizan espectaculares peleas para ver quién es más fuerte y disfruta el privilegio de dominar el harén de hembras por unos días. Los violentos choques de sus poderosas cornamentas rasgan el silencio durante los combates. Tras las cópulas, que sólo los machos dominantes realizan, las hembras buscan la protección del bosque (fundamentalmente encinar) para desarrollar sus épocas de cría y especialmente el parto, rodeadas de alimento y buena cobertura forestal. Se mueve siempre por sustratos rocosos, donde se desenvuelve a las mil maravillas, con una capacidad de escalada increíble subiendo por terrenos casi verticales. En las cumbres de Sierra Nevada se desplaza por el sustrato de esquistos metamórficos que componen la franja más alta del macizo. Allí camina y salta entre cascajares, rocas aborregadas y estrías glaciales. A primera y última hora del día se las ve en las zonas de borreguiles, bebiendo agua en alguna de las lagunas de alta montaña del macizo. Es muy frecuente ver su inconfundible silueta recortada contra el cielo en algún escarpe rocoso, observarlas descansando plácidamente tumbadas en las rocas, siempre atentas y con amplio campo de visión, al abrigo del viento que tan poco les gusta. En los días de calor y en las horas centrales de la jornada, se tumban entre las sombras de las rocas, pasando casi desapercibidas a la vista gracias al mimetismo que les proporciona su pelaje marrón.  Son las dueñas y señoras de las cumbres por lo que a mamíferos se refiere y no dudan en acompañarnos hasta la misma cima del Mulhacén. Siempre que camino por estas alturas en primavera y verano  disfruto con su presencia, con su compañía, pues se mueven despacio y con aparente indiferencia ante la presencia humana, casi como compañeras de ruta. Un lujo a la hora de fotografiarlas con estampas como la del Veleta, la Alcazaba o el Mulhacén como inmejorable telón de fondo.

Os recomiendo el sendero de las Cumbres entre la Hoya de las Mora (y Posiciones del Veleta) y el Alto del Chorrillo para observarlas. Un objetivo corto para fotografías panorámicas en su hábitat y un tele tipo 100-300 mm es más que suficiente para regresar a casa con las mejores fotos de cabras. Caminar despacio y en silencio, disfrutando además con la observación de los muchos endemismos de flora y fauna de alta montaña. Como alojamiento, las villas de Bubión, en la Alpujarra de Granada, y de Láujar de Andarax (Alpujarra de Almería) son una magnífica opción. Más próxima a las cumbres la primera. (fuente) //

LOS CAHORROS DEL MONACHIL, GRANADA

Hola  amigos:

Hoy nos  hemos desplazado a Monachil, al pie de Sierra Nevada para dar un paseo por los Cahorros del río Monachil, para esta jornada hemos contado con nuestras esposas que  querian acompañarnos en este bonito paseo.

Nuestra reunión se fijó a las 8 hs calculando que nuestro desplazamiento hasta la zona nos dejaría iniciar la marcha a 9 hs. El tiempo se presentaba frío, cuando llegamos a la Era del Portachuelo hacía -1º C ( es necesario abrigarse un poquito), así que nos ponemos en marcha tomando el camino hacia los Cahorros Bajos por la ruta señalizada.

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La ruta de Los Cahorros discurre por el río Monachil, que nace en el pico Veleta (el segundo más alto de la Sierra Nevada y el cuarto del país). Y este río es el gran artífice del impresionante paisaje, altas montañas que han sido escavadas  durante siglos por sus aguas. Los senderistas van caminando entre las paredes (en ocasiones bastante estrechas)  modeladas por el río.

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Para llegar hasta ahí, se sale desde el pueblo en dirección El Purche y, a unos 500 metros, a la altura del bar El Puntarrón, en la era del portachuelo se puede dejar el coche. Y desde aquí comienza un sendero hacia la derecha que se mete por una zona de cortijos con árboles frutales que nos conduce hacia la ruta. Se llega hasta dos eras llamadas Los Rengrales y se puede coger el camino de Los Cahorros Altos o los Bajos. La ventaja de ir por los Altos son las vistas del cauce del río desde arriba.

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En el camino se combinan las montañas con el río y sus cascadas. A esto se suma otra característica de la ruta que son los puentes colgantes que hay que atravesar cada tanto, para disgusto de los caminantes con vértigo. Uno de los puentes sobre el río mide nada menos que 63 metros, se construyó hace cerca de un siglo con cuerdas y hace cuarenta años se remodeló para  mayor seguridad.

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Dado que no existe casi desnivel en la mayor parte del recorrido, las dificultades no son grandes. Sin embargo, hay momentos en los que el trayecto se vuelve un poco  complicado, como al pasar por la Cueva de las Palomas (uno de los puntos más bonitos del camino). Aquí hay unas anillas en las paredes para poder sujetarse y hacer frente a lo estrecho del sendero. Y si el río está medianamente alto, hay alguna parte en la que hay que pasar sentados. Pero la caminata de un par de horas se ve recompensada por un rato sentado en alguna de las praderas escuchando los pájaros y el agua.

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El camino se puede seguir hasta la Estación Eléctrica de la Vega, desde donde se regresa siguiendo nuestros pasos o bien cruzar el río por el puente de las Chorreras descendiendo a partir de aquí por la margen derecha del río, teniendo otra visión del paisaje y captar detalles que antes habían pasado desapercibidos.

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Cada época en Los Cahorros tiene su encanto y el único inconveniente puede ser la subida del río en temporada de lluvias. El otoño le da un toque especial por los colores, pero también está muy bien para ir en verano y refrescarse un poco, haciendo algún tramo de camino por el río.

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Saludos y hasta la próxima …

Fuente

Darash en el Puntarron, Monachil | 22 agosto 2015

Darash es un grupo de música folk del mediterráneo. Utilizan instrumentos antiguos con un sonido acústico; y buscan la autenticidad de la tradición y una vuelta a las raíces, tras años tocando músicas más actuales.

21 agosto